martes, 8 de septiembre de 2015

Soliloquio de noche lluviosa y desvelada

Después de mucho tiempo de estar en las nubes alucinógenas del amor, volvemos a estar en el mismo punto -si no es que estamos varios pasos atrás, de nuevo-. Sintiendo cercano el síndrome trasnochado de abstinencia, como un amigo que sabes que te hacía mal, pero que en alguna otra oportunidad lo ibas a volver a ver, ofreciendo a manos llenas un poco de "la mala", mezclada con polvo de pegamento seco de $990, que inhalarás sin asco, sintiéndote peor. 
Y fue así que, donde las palabras entre tu y yo son cada vez mas estériles, donde cada ciber-conversación es una trinchera de soldados ciegos que no se alcanzan a ver, ni menos matar,  que son solo disparos al aire para ver quien fue el que tuvo siempre la razón, guerra de egos interminable y obsoleta, porque lo importante fue que triunfó la soledad, la incomunicación y perdió las ganas de querer ser feliz sin pensar en las consecuencias, las familias, el pasado y la desesperanza que ambos sumábamos que nos convertían en uno.